Leche de Cáñamo

Leche de Cáñamo

No es ningún secreto que las leches vegetales cada vez están más de moda. Simplemente tienes que darte una vuelta por el supermercado y verás que ahora hay disponibles bastantes variedades, avena, arroz, coco, alpiste, cáñamo, soja, etc.

Para los intolerantes a la lactosa o los veganos, todas estas opciones hacen que la vida sea más simple. Hay que aclarar que no hace falta ser ni lo uno ni lo otro para poder disfrutar de las bondades de una buena leche vegetal.

Sin embargo, como todo producto procesado, la gran mayoría de las leches vegetales del mercado dejan bastante que desear cuando leemos la lista de ingredientes. En muchas marcas uno de los principales ingredientes es el azúcar, así que por ahí ya vamos empezando mal.

Si seguimos analizando nos encontraremos con que la cantidad de materia prima, es decir el fruto seco/semilla con el que se preparó el producto final, es mínima, nunca suele sobrepasar el 20%. A esto también hay que agregarle los conservantes y emulgentes que todo producto procesado contiene.

Ahora bien, no todo son malas noticias. Hoy te voy a ensenar lo fácil que es preparar tu propia leche vegetal usando en esta ocasión semillas de cáñamo.

¿Por qué cáñamo?

Porque las semillas de cáñamo son baratas y fáciles de encontrar en muchos herbolarios e incluso online. Son perfectas para los que son alérgicos a los frutos secos y su perfil nutricional es ideal. Tanto es así que los antiguos chinos dependían de las semillas y el aceite de cáñamo como alimento y medicina.

Las semillas de cáñamo contiene altos niveles de vitamina E, un potente antioxidante que aparte de mantenernos jóvenes nos ayuda a evitar muchas enfermedades y mejorar el aspecto de nuestra piel. Hablando de piel, las personas que padecen de dermatitis atópica pueden beneficiarse del consumo regular de aceite cáñamo dado que un estudio publicado en el 2005 indica que los ácidos grasos polinsaturados que contiene ayudaban a mejorar dicha condición.

El perfil graso de las semillas de cáñamo es también un magnifico aliado en la prevención de las enfermedades cardíacas. Algunos estudios sugieren que las semillas de cáñamo y su aceite pueden ayudar a descomponer el colesterol y así evitar los problemas causados por índices de colesterol alto.

Un estudio publicado en el 2007 llego a la conclusión de que las semillas de cáñamo pueden ayudar a prevenir la coagulación de la sangre (consulta con tu medico antes de consumirlas si tomas anticoagulantes).

Las semillas de cáñamo contienen altos niveles de fibra (43%) y vitaminas A, B, C y D. También son ricas en minerales, incluyendo fósforo, potasio, magnesio, azufre y calcio con modestos niveles de hierro y zinc.

Lo más interesante de las semillas de cáñamo es el hecho que son una proteína completa, es decir, posee todos los aminoácidos que nuestro cuerpo necesita. Son pocas las fuentes vegetales de proteínas completas, la quínoa es otra de ellas.

Estas proteínas son además de muy fácil digestión lo que las hace ideales para aquellas personas que tienen problemas digestivos y no toleran la carne vacuna muy bien.
Otro dato interesante es su contenido en ácidos grasos esenciales.

En las semillas de cáñamo tenemos un perfecto balance de 3:1 entre los Omega 3 y los Omega 6.

Hay que recordar que los ácidos grasos Omega 3 son antiinflamatorios y los Omega 6 promueven la inflamación. La dieta moderna de la gran mayoría de las personas es mucho más rica en ácidos grasos Omega 6 que Omega 3 dado el abuso de grasas refinadas como el aceite de girasol, maíz, soja, etc.

Las semillas de cáñamo no poseen gluten así que son seguras de consumir para todo el mundo y no producen alergias.

Aunque hoy te voy a ensenar a preparar leche de cáñamo, esta no es la única forma en las que las puedes consumir. Como he mencionado anteriormente, existe el aceite de cáñamo que puedes usar para aderezar tus ensaladas o incluso agregar un chorrito a tus batidos de desayuno.

No se usa para cocinar ya que las temperaturas elevadas dañan sus propiedades saludables. Las semillas se pueden comer crudas ya sea en ensaladas o mezclándolas con yogurt y fruta. Se pueden triturar y hacer mantequilla de cáñamo aunque para eso necesitarás una gran cantidad de semillas.

Existe también harina de cáñamo aunque es más difícil de encontrar.

Ahora sí, vayamos a la receta….

Necesitarás:

  • ½ taza de semillas de cáñamo.
  • 1 taza de agua para remojar las semillas + 4 tazas de agua para la preparación de la leche.
  • Canela (opcional)
  • Miel, azúcar de coco o sirope de Arce (opcional)
  • Extracto de Vainilla (opcional)

1 – Pon a remojar las semillas de cáñamo en 1 taza de agua al menos durante media hora, de esta manera se suavizarán y la leche te quedara más cremosa.

2 – Pasada la media hora cuela las semillas y enjuágalas con abundante agua fría.

3 – En la licuadora agrega las semillas, 1 taza de agua y procede a licuar.

Agrega el resto del agua poco a poco. Si no puedes agregar las 4 tazas porque el recipiente es pequeño no importa, se puede agregar después, lo importante es que las semillas queden muy molidas y tengas una textura líquida y cremosa.

En este momento puedes añadir alguno de los ingredientes opcionales, pero yo prefiero no hacerlo, de esta manera la leche tendrá un sabor neutro que puedo modificar según lo que vaya a preparar.

4 – Si lo deseas puedes filtrar la leche con un colador de tela. Yo no lo hago para no deshacerme de la fibra que poseen las semillas de cáñamo, pero si lo prefieres puedes hacerlo. La pulpa resultante puedes congelarla y usarla en la preparación de bizcochos sin gluten, agregarla a la avena o yogur o incluso para apanar filetes, aunque para eso tendrás que tostarla un poco.

5 – Finalmente guarda la leche en una botella de cristal en la nevera durante una semana aproximadamente y disfrútala de mil formas.

Escríbeme, estaré encantada de leer tus palabras.

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